A la vez he ido descubriendo otras prácticas, como son el Qi-Gong, la biodanza y el mindfulness, las que para mí han sido un verdadero aprendizaje de cómo tener más bienestar en la vida y que han influido en mi forma de comprender la salud, como algo que abarca no sólo nuestro estado físico, sino también mental y emocional.
La vida me ha ido enseñando la importancia de poner consciencia en lo que hacemos y cómo lo hacemos, y que para estar sanos es importante sentirnos bien con nosotros mismos y con lo que hacemos. Sin embargo, este es un proceso de aprendizaje que dura toda la vida, y en ese camino tener buenas experiencias y no machacarnos por los errores, hace que el camino sea más agradable.